Muchas cosas pasaron mientras la flor se suicidaba;
las palabras dejaron de flotar
en su comunmente llamada ignorancia,
se perdió la sed por el hambre del hombre,
se perdió todo y se perdió nada,
como un suspiro de alacrán.
El momento vibra
siente y persigue aquél minuto que se escapa.
Sentí, perdí, ví, oí, tomé
se vuelven los verbos repetitivos, grises y cuadráticos vulnerables que ya no me gusta usar.
La flor se suicida.
La vida se me acaba.
2 ideas vagas:
Ya lo leí varias veces y cada una de ellas me gustó más.
Buenas letras.
Saludos desde la Cueva.
ay de mi... otra vez sufriendo, qué hago? por qué no me pueden querer ni puedo querer como a un perro? hasta que me meto aqui.... ya leeré después con más detenimiento. saludos... la córpore insepulto
Publicar un comentario