8 jul 2008

No se lo cuentes a nadie


Esperaba verte con los ojos más brillantes como los de ayer, más sedientos de un amor que no tengo, que sin embargo se complace de verte. Es verdad que has cambiado. Te ha cambiado la mirada. Te lo dije desde hace tiempo, y te lo volví a decir en ese día que nos vimos. Porque sólo yo conozco esa mirada, sólo con ella me miras, se que esa mirada la guardabas para mi, mas bien, la inventaste para mí. Ahora se irá a arrinconar a un enorme baúl, donde guardas todas las demás, el viento las lleva de aquí a allá. Me entristece que sea ese su destino, pero no puedo hacer nada para impedírtelo. Yo lo causé, lo admito.
Tocaste a mi puerta años atràs y ni modo de no abrirte, eras tan libre. Como una esferita adentro del corazón rodando aquí y allá. Y ahora preguntas, porqué te respondí. No sé, simplemente cosas que suceden, como una esferita. El amigo de una amiga me dijo que traías algo atorado en el corazón que tenía que ver conmigo, y ni modo de no abrirte. Ya estabas a mi lado.
Hicimos de días semanas, y de semanas meses. El desamor y la desidia llegaron como el invierno. No las pudimos ignorar. ¿Se puede? Cambiamos abrazos por palabras, e intentos de besos por adioses.
Quisiera volver el tiempo atrás. Sinceramente. Me gustaba tomarte de la mano, y trazar líneas que no tienes, hacerte otra vida. Me gustaba verte reír, sobretodo cuando estabas conmigo.
Me gustaba verte feliz. Ahora no se si lo eres. Es cierto que miramos las nubes en esa manaña que no olvidaré. Aunque pasen otras miradas inventadas para mí, otros abrazos y otros simulacros de amores. Creeme que no se me olvidará el olor y la silueta de esas nubes que nos vieron separarnos, desde allá vieron como separé mis manos, cómo escondí la mirada.
Y tus ojos se fueron apagando. Y con ellos se fueron las palabras dulces, y los te quiero. Se diluyeron en los días pasados, y en los días venideros, como humo que se disuelve en la lluvia de este invierno. No puedo hacer que los relojes miren el pasado si ni yo misma puedo hacerlo. Espero, algún día perdones a un corazón primerizo que nunca supo cómo debe expresarse.

1 ideas vagas:

Anónimo dijo...

Alguna vez mi loquera me dió una muy buena razón para dejar de sufrir los malos amores:

-Son preparación, dijo.

Que el que viene sea el bueno, para amboso; lo importante es cuánto aprendimos y sentimos, lo importante es no permitirse las mismas carencias en el que viene...

Suerte :).